Formentera es una combinación única de sensaciones, un rincón puramente mediterráneo en cuyos fogones se cocinan la tradición de los productos locales más selectos y las propuestas gastronómicas más innovadoras y eclécticas. Elaborados con el cariño y el buen saber hacer de sus gentes, los sabores de esta isla traspasan fronteras y se cotizan en todo el mundo como ingredientes gourmet capaces de llevar el Mediterráneo allí donde van.
Peixsec
El peix sec se consume en Formentera desde que la memoria permite recordar. Su proceso de elaboración es absolutamente artesanal y así se mantiene hoy en día, en la principal factoría artesanal de Peixsec en Sant Francesc: pescado fresco cartilaginoso capturado en las aguas de la isla, envuelto en sal mora y colgado al aire libre, frente al mar, para que el sol y la brisa marina hagan todo el trabajo. Posteriormente, se tuesta y se desmenuza y ya está listo para utilizar en la cocina.
Frit de polp
De las mil formas que existen en la gastronomía española de preparar el pulpo, la de Formentera es nuestra favorita. El Frit de Polp de Formentera es un guiso de pulpo con verduras, siendo la patata y la cebolleta fundamentales. Espectacular.
Ensalada payesa
Existen muchos tipos de ensalada de patata hervida, pero la de Formentera es única en su género. Es uno de los platos más humildes de la gastronomía de Formentera, y quizás por ello uno de los más representativos. La diferencia, además de en la calidad de las verduras, está en el peix sec (pescado seco), un ingrediente que no encontrarás en ningún otro lugar del mundo, y el bescuit de pan, un pan horneado dos veces. Ojo a este detalle, porque algunos lo han confundido con el pan duro y no es lo mismo. El pan horneado dos veces duraba más tiempo y era un alimento práctico para marineros.
Los postres y el vino de la Mola
Entre las recetas locales también destacan algunos dulces típicos de Formentera para degustar al final de una rica comida, como el flaò, una tarta de queso aromatizada con hierbas, y la greixonera, un pudín elaborado con ensaimadas (una tarta típica de forma circular que no tiene nada que envidiar a los mejores croissants).
Existe también una fuerte tradición vitivinícola en la isla, con casi 80 hectáreas de viñedos, especialmente en la zona de La Mola, donde se elaboran vinos con denominación de origen, entre los que destaca el vino rosado de Terramoll. Lo más apreciado de estos viñedos es que se encuentran entre los pocos que quedan en Europa llamados «pie libre», ya que gracias al aislamiento geográfico no ha llegado la plaga de la filoxera, que destruyó los viñedos de pielibre en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.